Atrás queda el tiempo en el que una productora desembarcaba en una localidad cualquiera y hacía y deshacía al antojo de guiones y directores sin importar el gran impacto que generaba. El sector cinematográfico se suma a la búsqueda de acciones más conscientes para el territorio durante la grabación de una película o serie. El telón para una ficción sostenible se ha alzado y promete tener un extenso y perpetuo metraje.
Con la llegada del streaming, las producciones audiovisuales han tenido un tremendo y constante crecimiento. La oferta y demanda de rodajes parece no tener límites hoy día, lo que provoca una gran cantidad de impactos negativos para el medio ambiente y la sociedad, como generación de residuos, contaminación de distinta índole o explotación de recursos y localizaciones locales.
Sin embargo, precisamente por la capacidad de transmitir mensajes y contar historias de este sector, lo convierte en un vehículo perfecto para el cambio. Los productores y patrocinadores, como marcas que son la mayoría de ellos, han trasladado la necesidad de que los rodajes se realicen bajo criterios de responsabilidad, con medidas tan sencillas y accesibles como la reutilización de botellas, implementación de luz LED o el uso de un vestuario confeccionado con textiles no contaminantes.
No es un camino nuevo, ni mucho menos. Sirva de ejemplo el rodaje de Jurassic World (2018), dirigida por el español Juan Antonio Bayona, para el que se diseñó una estrategia de sostenibilidad ambiental y humana, siguiendo una Guía de Buenas Prácticas Ambientales en la Producción Audiovisual. Por ejemplo, se lanzó un programa de donación de comida en Reino Unido para gestionar las sobras diarias del catering del equipo, que en total supusieron 145 kilos de alimentos.
Muchas son las estrellas del celuloide que se han sumado a este cine ecológico y sostenible, como Marion Cotillard, que recientemente presentó Newtopia, la productora que ha creado junto al director Cyril Dion y la activista Magali Payen, con el firme propósito de “contar historias ambiciosas que imaginen un mundo sostenible a través de la pantalla. Salir de eternas distopías apocalípticas o fantasías ultratecnológicas para imaginar un futuro que inspira”.
Un ejemplo de este metraje verde es el festival Another Way Film Festival, en Madrid. Asociación creada en 2015 con el fin de informar, educar y sensibilizar a través del cine sobre los retos medioambientales a los que nos enfrentamos, con, además de la proyección de películas relacionadas con el desarrollo sostenible, la celebración de ciclos formativos, charlas, cursos, etc.
O los premios Rayo Verde creados por la Academia de Cine y Greenpeace para reconocer a profesionales del cine español su compromiso con los valores medioambientales y sociales, en los que José María Morales ha sido reconocido por ser pionero en destacar la trascendencia de la naturaleza en la vida de los seres humanos y de nuestro planeta.
Educar y concienciar a través de, posiblemente, el medio con más impacto en el planeta.
¿Tenéis ya entrada para esta película de futuro?
