El mundo está cambiando. Es un hecho. Cada vez somos más conscientes de la imperiosa necesidad de cuidarlo respetando su integridad y la de los que sobre él nos movemos. No es una moda o un claim vacío de realidad. Evolucionar sin lastrar nuestro futuro. El cuarto sector ya está aquí.
Atrás queda la reducción a tres. Lejos debe hallarse la búsqueda única del beneficio o rentabilidad económica sin preocuparse de nuestro medio ambiente y las personas que lo habitamos.
Frenar el cambio climático negado por insensatos, conservar nuestro maravilloso hábitat y, por supuesto, defender unos derechos humanos cada vez más erosionados, son motivos más que suficientes para luchar por un cambio de modelo.
A ello se suman las entidades denominadas for-benefit, cuyo objetivo es seguir consiguiendo beneficios financieros, pero ya no solo para engordar balances y cuentas finales, sino para seguir invirtiendo en beneficios sociales, sean de la naturaleza que sean.
El mundo ha cambiado. Ya no podemos presumir de abundancia. La sostenibilidad ha dejado de ser parte del libreto de actuación de unos pocos incautos para ser un concepto a tatuar en los planes de empresa y negocio a lo largo del globo. Es una respuesta necesaria y acorde a la realidad que vivimos. Todos. No a largo plazo, sino inmediato.
El cambio en las tendencias de consumo, prefiriendo marcas con un comportamiento ético a todos los niveles, es un punto primordial en el orden del día de actuación de consejos de administración o departamentos comerciales. Crear impactos positivos en la sociedad y medio ambiente, consiguiendo al mismo tiempo una rentabilidad económica. Lo que se denomina triple balance.
“El Triple Balance es un instrumento que sirve para evaluar el rendimiento de una empresa basándose en tres indicadores: Indicadores económicos, indicadores ecológicos y sociales.”
Es necesario dejar de lado las ideas e intenciones impresas y pasar a la acción: desarrollar ese propósito social, ser transparentes con los grupos de interés, cuidar de tu equipo, implementar realmente la igualdad, demostrar el compromiso con el hábitat y medio ambiente. Demostrar querer hacerlo. Hacerlo.
El cuarto sector requiere y merece un compromiso global, no solo de los más jóvenes. Ya no basta con querer o desear un mundo mejor. Es un OBJETIVO por el que luchar.
Es hora de actuar con y sobre un firme propósito: nosotros y el mundo en el que vivimos porque no hay cuarto malo.
