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Greenwashing

No hay PLANeta B”. Una consigna que debería formar parte de cualquier plan de negocio o viabilidad. El cambio climático es algo más que evidente, una realidad que vivimos y sentimos a diario. Ya no hay marcha atrás.

La tendencia del consumidor final es alinearse con aquellas marcas que realmente muestran un compromiso con nuestro futuro, el de todos. Y, ante esta conciencia imparable, son muchas empresas las que hacen un intento desesperado por parecer preocuparse por nuestro medioambiente.

Esas atormentadas acciones por intentar parecer sostenible y consciente se denomina greenwashing o ecoblanqueo. Marcas, organizaciones o gobiernos venden una imagen de conciencia ecológica que realmente no existe más allá de una campaña publicitaria o reputacional, enmascarando la triste y degradante realidad de sus actos.

“La construcción de una ciudad global esmeralda en la que todas las cosas irradian una tonalidad verde que hace sentir bien al consumidor que compra felizmente mientras canturrea las tonadillas favoritas de sus empresas”

(Paul Hawken)

El término no es algo nuevo. Podemos remontarnos a décadas de acciones impunes por parte de grandes corporaciones, seguidas de campañas publicitarias y silenciadoras indemnizaciones para lavar aquellas manchas. Nos dicen que este o aquel envase es 100% reciclable y lo creemos. Nos venden que el combustible utilizado es menos perjudicial y nos contentamos. Emisiones, huellas, naturalidad, sin aditivos. Nos muestran imágenes retocadas al gusto del director de marketing y las aceptamos como reales. Nos rodean conceptos sobre los que se construye la realidad que interesa y no la que necesitamos. La que necesita el planeta donde vivimos porque ya no hay camino de regreso.

La mentira debe salirle cara a quien la ejerce. Evita los denominados “focos rojos” del greenwashing. Da la espalda a engaños artificiales que siguen contribuyendo al imparable deterioro de nuestro mundo. En el año 2050 puede haber más plástico que peces en el océano. Una afirmación tan rotunda como aterradora que bien podría resumir la irracional senda que seguimos.

Es hora de cerrar esa puerta de autodestrucción. Los consumidores tenemos el poder de cambiar esta tendencia apostando por marcas y productos realmente sostenibles y respetuosos. Y no es únicamente cosa de las grandes corporaciones. Debemos luchar contra este ecoblanqueo que coloniza todos los niveles ya que, lamentablemente, queda un iter más extenso de lo deseable para derrocar al dinero y el beneficio como únicos puntos cardinales del progreso.

Actúa. No mañana. Hoy.

Ya.

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El AUTOR
Columbares

A lo largo de nuestros más de treinta años trabajando con la creencia de que un mundo mejor y más justo es posible, hemos desarrollado más de 1500 proyectos diferentes con la única intención de lograr mejorar, de alguna manera, la vida de las diferentes personas que se han acercado hasta ellos.

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