Del 30 noviembre al 12 de diciembre se celebró en la Expo City Dubái la COP28, la cumbre climática más importante del año. En esta ocasión el tema estrella a debatir fue la eliminación gradual de los combustibles fósiles de nuestras fuentes energéticas. Si bien esto resulta una tarea difícil (teniendo en consideración la locación elegida para el encuentro y el lobby alrededor de este tema), hubo acuerdo. No obstante, aún con todo esto, organizaciones ecologistas han señalado que se trata de un compromiso insuficiente debido a que consideran que debería acelerarse el fin del petróleo, el gas y el carbón, estableciendo una fecha límite. Al igual, se trataron otras cuestiones relacionadas con la crisis climática como son el financiamiento a países en vías de desarrollo, compromisos de reducción de emisiones en la producción de alimentos y el cumplimiento de los objetivos del Acuerdo de París, entre otros. En este sentido, se ha bautizado como la “COP de transición”.
Los países realizaron una evaluación del Acuerdo de París en la que se remarcó que los estados no van por el camino correcto para limitar el calentamiento global en 1,5 °C. Así, en esta nueva entrega de la COP, las partes debían acordar el primer Balance Global (global stocktake), esto es, las medidas que deben ser la guía de los países en aras de reducir las emisiones derivadas de la quema de combustibles fósiles. Tras una intensa noche de negociaciones (la última), los casi doscientos países participantes cumbre llegaban a un principio de acuerdo que, por primera vez y de manera histórica, mencionaba la necesidad de “transitar para dejar atrás los combustibles fósiles”, quedando así reflejado en el documento de Balance Global. Este documento, a modo de inventario, recoge un exhaustivo examen de todo lo relacionado con la situación mundial en materia de acción climática, identificando brechas, lo que supone un punto de partida de cara a que los países trabajen juntos para trazar el mejor camino a seguir para acelerar la acción climática necesaria.
Además del mencionado Balance Global, esta cumbre también ha fijado el compromiso por parte de los países de triplicar la capacidad de instalación de energías renovables en siete años, además de la aprobación de un fondo de pérdidas y daños de aportación voluntaria y destinada a los países que sufren en mayor medida los estragos del cambio climático y que será gestionado por el Banco Mundial. Al igual, se ha elevado la adaptación al nivel de la mitigación, a la vez que reconoce el déficit de financiación de la adaptación y avanza en el fondo y los acuerdos de financiación para pérdidas y daños, una cuestión crítica para los más vulnerables.
Por su parte, cabe destacar que António Guterres, secretario general de la ONU, se ha mostrado tajante en su valoración de este acuerdo alcanzado en Dubái en torno a los combustibles fósiles y queriendo transmitirles a quienes se opusieron a una referencia clara a la eliminación gradual de los combustibles fósiles durante la Conferencia sobre el Clima COP28 que “le guste o no, la eliminación gradual de los combustibles fósiles es inevitable. Esperemos que no llegue demasiado tarde”.
