El fútbol es mucho más que un deporte. Es un vehículo para la inclusión, la igualdad y el respeto, y el equipo Dragones de Lavapiés personifica estos valores de manera ejemplar. Este equipo ha demostrado que el fútbol puede ser un poderoso agente de cambio social y un reflejo de la diversidad que enriquece nuestras vidas.
Nace en el barrio madrileño de Lavapiés (conocido por su diversidad étnica y cultural) en el año 2014 y con la intención de unir a la comunidad local y trabajar el sentimiento de pertenencia. Desde entonces, se ha convertido en un faro de esperanza y unidad en un mundo donde la discriminación y la desigualdad demasiado a menudo son temas candentes.
El equipo acoge a jugadoras y jugadores de diversas edades, géneros, orígenes étnicos y niveles de habilidad. De hecho, enriquecerse con esta diversidad es uno de sus mayores activos: «en nuestro equipo, todos son bienvenidos sin importar de dónde vengan o quiénes sean«, afirma Carla, una de las jugadoras. Nos enfocamos en lo que nos une: el amor por el fútbol y el respeto mutuo». Significativo es, también, que en un deporte a menudo dominado por hombres, los Dragones han dado pasos muy relevantes hacia la igualdad de género: «nuestras jugadoras tienen un papel fundamental en el equipo y compiten en igualdad de condiciones«, dice Juan, el entrenador. Esta forma de enfocar el fútbol demuestra que es un deporte para todos, sin importar tampoco el género.
Cabe destacar, además, que el respeto es también un pilar fundamental en la filosofía del equipo. Los jugadores y jugadoras, así como entrenadores y entrenadoras, trabajan en estrecha colaboración para fomentar un ambiente donde cada miembro se sienta valorado y respetado. Señala Ahmed, un jugador ya veterano que, de hecho, “el respeto es clave para nuestro éxito como equipo y como comunidad» ya que «aprendemos a respetar las diferencias y celebrarlas«.
Afrontando el racismo.
Desafortunadamente en el mundo del fútbol el racismo es un problema persistente y los Dragones de Lavapiés no son ajenos a esta realidad. Sin embargo, han tomado medidas enérgicas para afrontarlo. «Hemos tenido que enfrentar episodios de racismo en algunos partidos, pero no dejamos que eso nos detenga«, afirma María, otra jugadora. «Nuestra respuesta es la unidad y la educación. Tratamos de concienciar a los demás sobre la importancia de la diversidad y el respeto«.
Por todo esto, los Dragones de Lavapiés demuestran cada día que el fútbol puede ser catalizador de un cambio social muy necesario. Su historia inspiradora, su fuerte compromiso con la inclusión y la igualdad, así como su enfoque en el respeto hacen que sea un ejemplo para otros equipos y comunidades en todo el mundo.
Los Dragones de Lavapiés son, por tanto, inspiradores como puente hacia un futuro más igualitario y tolerante.
(Foto portada: dragonesdelavapies.com)
