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St Pauli, un equipo LGTBIfriendly

St Pauli Columbares

Vivimos unos tiempos en el mundo del fútbol quizá alterados de más, envueltos en polémicas por culpa de la política, las relaciones y las clases sociales. Unos con Prada y otros con Zara, unos con familia numerosa y otros con relaciones abiertas, unos con colores tétricos y otros buscando cuantos más brillo mejor. Y, tanto los de un lado como los de otro, son criticados, no sólo en el día a día, sino traspasando fronteras y llegando al deporte, lugar en el que vemos casi cada fin de semana como futbolistas y aficionados sufren discrepancias por su aspecto, su orientación sexual o lugar de origen. En medio de todo ese caos hecho océano, hay corrientes que siempre buscan llegar a buen puerto y, hoy, venimos a hablaros de un foco de luz en medio del Triángulo de las Bermudas: el St Pauli, un equipo LGTBIfriendly.

Fuera de las fronteras germanas, los ‘frikis’ del deporte rey ya conocen a este equipo como el club simpatizante con todo el colectivo LGTBI, los refugiados y los bucaneros. Y es que, en lo alto del Millerntor-Stadion, feudo del St Paul, ondean la bandera del arco iris del movimiento LGBT y marrón y blanco del equipo al viento de Hamburgo, un icono de lucha por las causas sociales: «El FC St. Pauli, antifascista, antirracista, antihomófobo y antisexista«.

Desde hace años y con un buen currículum para demostrarlo, el conjunto alemán siempre ha abierto los brazos a refugiados de todo el mundo. Así, en 2010 fue el primer club en organizar un torneo con refugiados, además de formar en 2014 la fundación del ‘FC Lampedusa’ (entrenado por las jugadoras del equipo), un club de refugiados de Hamburgo que lleva el nombre de la isla italiana a la que tratan de llegar numerosos africanos. También cabe destacar que ha hecho campañas de caridad para apoyar a Cuba bajo el lema de «Los refugiados son bienvenidos”.

En los 80’ la mentalidad del club cambió: aficionados del Hamburgo (el club por excelencia de la ciudad) abandonaron su campo por la proliferación de fascistas y luego otros clubs se les unieron. A este acto se sumaron punkis y okupas de la Herbertstraße (calle de St.Pauli en la que se concentra la prostitución de la ciudad). Cuando los punkis llegaron al club, la asistencia no pasaba de los 1.600 espectadores, pero a finales de los 90’ eran ya cercana a las 20.000 personas.

Ya ven, hablar del St Pauli es hablar de un equipo rebelde, inclusivo y que lucha contra las injusticias y las fobias, algo que debería ser una lucha conjunta pero, de momento es, como les decíamos, solo un punto de luz en medio de este mundo cada vez más discrepante.

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El AUTOR
Columbares

A lo largo de nuestros más de treinta años trabajando con la creencia de que un mundo mejor y más justo es posible, hemos desarrollado más de 1500 proyectos diferentes con la única intención de lograr mejorar, de alguna manera, la vida de las diferentes personas que se han acercado hasta ellos.

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