En la actualidad la noción tradicional de lealtad laboral está cambiando: si antes la relación entre empleador y empleado se basaba en un contrato implícito de compromiso mutuo y estabilidad a largo plazo, hoy son una serie de factores los que están redefiniendo esta dinámica. Pero, ¿cuáles? Desde la influencia del COVID-19 hasta la evolución de los modelos de negocio, los hay de diversa índole. La clave reside, en parte, en la percepción actual de lealtad tanto del empleador como del trabajador, en la que influye el contrato psicológico y su deriva, la motivación, la seguridad laboral y otros aspectos de relevancia. Así, la percepción de la lealtad laboral ha experimentado un cambio significativo en los últimos años. Tradicionalmente, los empleadores buscaban compromiso y dedicación a largo plazo por parte de sus empleados mientras que los trabajadores valoraban la estabilidad y la seguridad. Sin embargo, esta dinámica se ha visto alterada por una serie de factores entre los que se encuentran la incertidumbre económica, la globalización y, más recientemente, la pandemia de COVID-19.
Por su parte, el contrato psicológico (que define las expectativas mutuas entre empleador y empleado) ha evolucionado hacia una mayor flexibilidad y autonomía por parte de los trabajadores. Anteriormente, se esperaba que los trabajadores mostraran lealtad incondicional a cambio de seguridad laboral y beneficios estables. Sin embargo, en la actualidad, los trabajadores valoran más la oportunidad de desarrollo personal y profesional así como un equilibrio entre trabajo y vida personal, siempre desde a conciliación. La motivación en el trabajo es otro de los factores a tener en cuenta; se ve influenciada por la seguridad laboral y la percepción de oportunidades de crecimiento: en un entorno donde la estabilidad ya no puede darse por sentada, los empleadores deben adaptarse ofreciendo incentivos adicionales y oportunidades de desarrollo para retener, ante todo, el talento.
Pero si hay un factor clave en toda esta cuestión es la pandemia de COVID-19 pues ha acelerado aún más esta tendencia hacia una mayor movilidad laboral. Así, la Gran Dimisión es un fenómeno a tener en cuenta y por el que un gran número de trabajadores ha renunciado a sus empleos en busca de mejores condiciones laborales, reflejando el cambio de actitud en relación a la lealtad laboral.
Igualmente, se está produciendo el nacimiento de nuevos modelos de negocio, caracterizados por la flexibilidad y la agilidad y que están redefiniendo la relación empresa-trabajador. En lugar de la lealtad tradicional basada en la permanencia a largo plazo, las empresas están priorizando la adaptabilidad y la capacidad de innovación de su fuerza laboral. Se está produciendo, por tanto, el fin de la lealtad laboral, lo que sin duda marca el comienzo de una nueva era en la relación empresa-trabajador. Para avanzar en este nuevo entorno, tanto empleadores como empleados deben adaptarse a estas nuevas realidades, lo que parece que pasa por priorizar flexibilidad, desarrollo personal y profesional y, por tanto, una mayor reciprocidad en su relación.
