Hoy, en la sección de entrevistas del blog, hablamos con Sergio Gómez Moya, periodista murciano. ¿Hay hueco en el periodismo actual para la RSC? ¿Es la Agenda 2030 un objetivo para los medios o simple relleno de informativos? Pasen y lean.
¿Vivimos en la era de la información o la desinformación?
De la información sin duda. Los canales a través de los cuales nos llegan los mensajes y los datos sobre cualquier acontecimiento, debate o novedad, son múltiples, y eso nos permite afrontar la realidad con mayor seguridad, mayor capacidad crítica y análisis a la hora de tomar decisiones. Otra cuestión es que haya fuentes, de forma particular en las redes sociales, que confundan intencionadamente la información para ‘intoxicar’ o acabar tergiversando una realidad a base de planteamientos dogmáticos que generan odio, rechazo y una visión retorcida de las cosas.
¿Qué grado de responsabilidad tienen los medios hoy día en ese avance imparable del clickbait y las fake news?
Los medios tienen todo el margen de maniobra para poder ganarse la credibilidad a base de informaciones contrastadas, veraces y socialmente responsables. De hecho, las fuentes oficiales, el rigor y el trabajo de análisis permiten reconocer una noticia como veraz. Por tanto los canales oficiales en las redes sociales y en el ámbito digital de cualquier medio, deben ser fuente fiable para la sociedad, sin dejarse llevar por los titulares ‘gancho’, fáciles y que permitan atraer a un mayor número de lectores que buscan información completa y seria.
Parece que, hoy día, es más importante ser el primero en dar una noticia que realmente corroborarla. ¿Crees que la razón de la mala fama del periodismo actual responde a cuestiones como esta? ¿O simplemente es la cabeza visible a la que acusar?
Depende de la noticia y de la información. Es cierto que el hecho de ofrecer una información antes que nadie, te permite ser el primero en analizar y reparar en un ámbito de interés y por tanto hablar de forma casi ‘exclusiva’ de algo. Pero esto es más para informaciones de cierta relevancia social que permiten profundizar en problema o realidad. En nada ayuda ser el primero en contar un suceso, si no tenemos los datos contrastados, la información completa y estamos seguros de lo que estamos contando. Creo que la mala fama del periodismo responde más a la confusión de lo que es periodismo y lo que no. La etiqueta de periodista no la puede tener todo aquel que se dedique a trabajar con información, los hay que son comisarios políticos, los hay que no son conscientes de la responsabilidad social teniendo el título de periodismo, y también quienes escriben cada palabra desde el sentido de la responsabilidad.
¿Las redes sociales hacen más bien que mal al periodismo actual?
Particularmente creo que hacen más bien que mal, en el caso práctico del periodista. Creo que ayudan a conocer informaciones de interés mucho antes y ponen en la pista al informador de una realidad, que antes había que esperar a conocer a través de un teletipo o de la publicación de otro periodista. A nivel general, hace falta una sociedad crítica, educada en medios que sea capaz de discernir lo que tiene valor de lo que no. Sólo desde esa capacidad de análisis se puede valorar positivamente la contribución de las redes sociales al periodismo de hoy en día.
¿Hay realmente hueco en portadas o titulares para la responsabilidad social o sigue siendo un tema de relleno para vacíos informativos? Es decir, ¿crees que la Agenda 2030 es un asunto sobre la mesa del editor o un comodín?
Los profesionales debemos empujar hacia un mayor protagonismo de las noticias que son positivas en este ámbito. Actualmente no ocupan un gran espacio en las portadas o escaparates informativos de los medios. La Agenda 2030 debiera ser una prioridad informativa, que en algunos ámbitos, como la lucha contra el cambio climático creo que ha logrado abrir importantes puertas informativas, pero la realidad es que, la Agenda como tal, no está entre las prioridades tal y como ocurre en el ámbito político.
¿Cuál es la percepción que desde los medios se tiene del tercer sector? ¿Realmente su trabajo es objeto de interés? ¿Qué falta?
Es una percepción en la que destaca atendiendo al carácter de prestador de servicios básicos. Es un ámbito que merece atención, respeto y portadas y que, al menos, desde mi experiencia, se tiene muy en cuenta, con un diálogo permanente con los colectivos y entidades, preocupándonos por su actividad. De cara a la sociedad, hay que explorar fórmulas informativas que permitan acercar la realidad de estas entidades a la sociedad. A veces la gente se pierde con tanto nombre y colectivo, y desconoce a qué se dedica cada uno y cómo ayudan a quienes lo necesitan.
